http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1551244
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Domingo, 7:30 de la mañana. 5 esforzados del madrugón se concentran en el parking de la Ciudad Deportiva de Zamora con sus coches y sus bicis.

Tras las deliberaciones oportunas deciden viajar en tres coches a Trefacio, donde les espera, entre otras dificultades montañosas, la ascensión a la Laguna de Peces.

En la autovía les pasa un XSara a la increíble y legal velocidad de 111 kilómetros por hora, que rápidamente les deja para atrás. En Trefacio se encuentran con José Ignacio y señora, acompañados de sus bicis. La señora de José Ignacio, más lista que el hambre, decide irse ella solita hasta el Lago y librarse de la que se venía encima. Parten de Trefacio a las 9:30 de la mañana con un frío soportable y un sol espléndido que augura un buen día de bicicleteo. Algo antes de las 10 comienza una ascensión que se convertirá en épica (no en hípica).

 Hasta San Martín de Castañeda el grupo va unido. Unos se van para adelante, otros se quedan para atrás, y viceversa. A partir del pueblo quien más quien menos cada uno pone su ritmo y empieza la verdadera ascensión. No hay grandes rampas, pero les cae encima una pila de kilómetros todos más o menos cuesta arriba que acaban agotando hasta el más pintado. A mitad del camino unos cuantos se han quedado sin aire, otros sin fuerzas, alguno recuerda la pájara que se cogió en San Juan de la Nava y que tenía la misma pinta que lo que estaba sintiendo en ese día... Lo peor de todo es ese último kilómetro y pico interminable desde el último descansillo. No se acababa nunca.

 Llegan a la meta casi todos junticos y allí se reagrupan. Hace una mañana espléndida que invita a bajar a la nieve, y así lo hacen. Las fotos de rigor, la felicidad de pensar que la agonía se acabó y la unánime frase de "¿quién había dicho que esto era fácil?" Atrás quedaban ¡diecisiete! kilómetros de subida, uno tras otro y en fila india que se hicieron cortísimos a la bajada, donde el mayor peligro vino por parte de los coches que tenían la manía de aparecer en las curvas y en sentido contrario, pero que superaron sin más dificultades. Una paradita en San Martín de Castañeda donde les dieron un mapa en el que aparecía todo un ilustre integrante de Bicizamora, Ángel Ramos, y donde aprovecharon para coger agua.

 Para terminar, una bajadita al lago donde les esperaba otra esforzada de la ruta, la esposa de José Ignacio, quien había ido en bici desde Trefacio hasta allí y disfrutaba de un rato de apacible paz y tranquilidad que algunos vinieron a turbar con sus ruidos, sus bicis y sus fotos. De allí a Trefacio todavia quedaba alguna subida, perderse en un pueblo, encontrarse y llegar hasta los coches.

 ¿Al mes que viene Escuredo? Yo digo que mejor las Batuecas, por si acaso. Ah, y el que decía que "eso de Peces se sube a la pata coja", que se prepare.