PALOMARES Y EL CUMPLEAÑOS

DE ÁNGEL

Domingo 29 de febrero de 2004

Photographer: Cucho

Escribeitor: Juan Carlos





El bosque siempre es el bosque, la cabra siempre tira al monte, y las bicis con sus bicicleteros al barro. Así es la vida.


Así que es mejor bordear un poco y recorrer la hierba a riesgo de sembrar las cubiertas de abrojos que embarrarse con quién sabe qué.


La orografía y el relieve de Palomares son complicados. Y más si se les llena de cercas, arroyos, boñigas y otras lindezas.


Aunque pueda parecerlo, lo peor de todo no fue el arroyo. Lo vadeamos heroicamente como pudimos. Lo peor estaba por llegar en forma de alambres.




Tuvimos que traspasar una alambrada casi tan peligrosa como las de los campos de concentración en los que se apresa a los malvados rebaños de ovejas. Pero después nos esperaba un imprevisto: La mochila de Ángel, que siempre es un pozo de sorpresas, guardaba en su interior una fabulosa botella de cava catalán que nos aprestamos a consumir para festejar que la víspera el susodicho había cumplido un añico más.







No todo iba a ser alegría y felicidad. A algunos les da por ensuciar el campo con unas masas negruzcas de repelente olor.


Si es que, como no hay sitios donde echar la mierda, ¿qué mejor que en lo alto de un monte para que se oree bien?


Más que el cava, yo creo que fue el pestazo lo que hizo que la cámara se desenfocara.






Suerte que paramos a la entrada de Zamora y todo volvió a la normalidad.






El reagrupamiento sirvió para que razonásemos junto con Paco que pasaba por allí sobre cuestiones trascendentales de la vida social zamorana. Desgraciadamente, no encontramos una solución fácil a los complicados problemas que se plantearon pero llegamos a una sabia conclusión: Hay que seguir palante.







That's all folks!