 Los caballeros de la Rueda Redonda tenían una nueva misión, aún
más complicada que las anteriores.
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 La difícil tarea requería de todos los medios a su alcance, sin
reparar en gastos.
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 Todo comenzó en Ocellum, para después trasladarse a
Helmántica.
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 La orientación era difícil, y las veredas estaban rodeadas de
peligros.
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 Así que convenía hablar y trazar un plan. La comunicación era
fundamental.
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 Mientras los capos decidían, el resto de los caballeros y
caballeras aguardaban pacientemente.
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 Pronto se pusieron nuevamente en camino, eligiendo la vereda
más visible.
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 Los peligros les acechaban, pero no eran conscientes de su
presencia. Su valor y arrojo eran indudables.
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 Algunos valientes (yo más bien diría inconscientes) habían
prescindido de la parte fundamental de sus armaduras
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 Mientras otros protegían adecuadamente sus cabezas para mejorar
su supervivencia.
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 Nadie sabe qué puede pasar
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 Y algunos incluso comenzaron a ver doble, aunque fuera por
poco tiempo.
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 Por fin llegaron a Cubum Vinii, lugar donde antaño asentaron
poderosas legiones galas.
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 Y donde los habitantes se habían retraído ante la masiva
afluencia de caballeros de la Rueda Redonda.
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 La búsqueda continuaba, y por fin algunos lugareños decidieron
asomar a ver qué ocurría.
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 Los vehículos fueron aparcados en una zona de solaz y
esparcimiento
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 Y la visita la cueva se hizo inevitable. ¿Estaría allí la
terrible Oga?
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 Otros caballeros y caballeras acudían por otro camino
encontrándose con endiablados cacharros productores de ruido y polvo.
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 Sabedores de que la Oga no se oculta tras las encinas nuestros
caballeros pudieron descansar plácidamente
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 Pero el camino era largo y tenían que proseguir
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 Así que prosiguieron
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 Y prosiguieron. Es como si el tiempo hubiera vuelto
atrás
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 Como si por aquí hubiesen pasado antes de llegar a Cubum
Vinii
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 Una y otra vez
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 Y de repente, sin saberse por qué mágico encanto, aparecieron
nuevamente en la zona de solaz y esparcimiento
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 Quizás todo se debiera a ese artilugio mágico que este poderoso
caballero porta en su mano
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 Una y otra vez el tiempo parecía ir adelante y atrás
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 Hasta que hizo su aparición el inevitable barro
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 Alguno se alegró cuando supo que ni siquiera en septiembre los
caballeros se libraron de embarrarse
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 Aunque no fuese hasta las orejas, pero volvían una y otra
vez...
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 Alberto empezaba a desesperarse. Una y otra vez el tiempo
parecía ir hacia atrás
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 Y nuevamente se veían parados en una encrucijada. ¿Llegarían
alguna vez a Cubum Vinii? ¿Tal vez ya habían llegado? ¿Habría confusión en
el tiempo?
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 Lo mejor sería consultar el mapa
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 Y entrar por el camino correcto. Tal vez fuese este
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 Pero no, no parece ser Cubum Vinii
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 Ni esto, más bien es un maizal. ¿Estará aquí la terrible
Oga?
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 Los caballeros de la Rueda Redonda, poderosos e
infalibles.
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 Con un sentido de la orientación fuera de toda duda, pero
incapaces de encontrar Cubum Vinii
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 ¿O tal vez aquel pueblo que visitaron anteriormente no fuese
Cubum Vinii?
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 Quizás el malvado sabio Orejón hubiese confundido sus
entendimientos y su proverbial sentido de la orientación se hubiese
confundido
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 Y, de repente, sin saber muy bien por qué, aparecieron
nuevamente en Cubum Vinii, el lugar donde las poderosas legiones galas
pararon un mes de agosto
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 Y en la zona de sosiego se permitieron el lujo de merendar sin
temor a ser envenenados por el sabio Orejón.
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 Merendaron, merendaron y merendaron
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 Y se pusieron como el quico a pesar de que, por un error de
cálculo, las viandas parecían ser escasas para tanto caballero.
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 Y eso que faltaba el que esto escribe que también se habría
puesto como el quico.
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 En todo caso, siempre nos quedará la duda: ¿Cubum Vinii o el
Caribe? Eso de merendar en Santo Domingo crea sus dudas.
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 Así que había que volver, y esta vez el grupo se
dividió.
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 Unos se dirigieron hacia Helmántica y otros hacia
Ocellum
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 Una vez más, habían sobrevivido a las caídas, los abrojos, los
forúnculos y los caminos. Habían triunfado.
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