LA NOCHE DE LA BICI

Viernes 13 de junio de 2003
Fotos by Cucho / Quejas y lamentos by Juan Carlos


Todo el año esperando la noche de la bici y fuimos a ponerla en viernes 13. Y no es que uno sea supersticioso, pero... En fin, nadie podía imaginarse la que se (me) avecinaba. Entre otras cosas, el blanco casco pasó a mejor vida.


En estas salidas no sé qué pasa, pero uno siempre acaba dejando el mantenimiento de la bici para última hora. Unos tenían que hinchar las ruedas, otros ajustar el manillar, otros comprobar las luces... todos teníamos algo.


No, no somos nosotros a toda velocidad. Son una manada de caballos salvajes del cercano oeste zamorano, que campaban por una de las fincas que muy sabiamente alguien había alambrado. Bonita la imagen.


Aquí íbamos rodando por la finca de los caballos en agradable compañía. Y, no es por repetirme, pero mi casco blanco continuaba ignorando lo que iba a ocurrir unos kilómetros más allá. Pronto estaríamos entre dos luces.






La ascensión continuaba, pero el esfuerzo merecía la pena: Nos esperaba una opípara cena (y un agradable regreso nocturno por la carretera de Almaraz).

La verdad es que ya empezaba a darnos un poco de hambre, pero la distancia tampoco era tanta. Y, entre cuestas hacia arriba y hacia abajo, baches traidores, roderas inesperadas y caballos galopantes así como alguna que otra alambrada se nos iba pasando el camino.

Una agradable tarde, ciertamente.


Además de la bici de Fernando, cuya contemplación siempre merece la pena, aquí podéis apreciar la Cannondale de Miguel (Mountain Bike Zamora) a la que le falta un brazo de la horquilla.


Por momentos el descenso fue ultrarrápido. Fijaos en que, a pesar de la altísima velocidad del obturador de la cámara digital, la foto ha salido movida. Sí, es cierto que había poca luz, pero...



¡ BUM !

Ni os cuento cómo fue el golpe. Una piedra en el camino, un despiste (iba mirando para atrás a ver si venía todo el mundo) y la suerte de llevar un montón de buena gente en el grupo, un médico, un mecánico y por supuesto a Fernando que lleva absolutamente de todo en la bici.

En fin, que cuando me levanté me dolía todo. Y no me di cuenta de que el casco blanco que llevaba tantos años conmigo se había agrietado por un lado. Justo el de la caída.



Mientras unos estábamos en el centro de salud de Muelas, otros esperaban a la puerta. No es que yo tuviera mucho interés en estar adentro, pero al fin y al cabo era el que había besado el suelo con el costado izquierdo de pleno.








Emilio aprovechó para echarse un cigarro. Y mira que le hemos dicho que no se puede fumar en las salidas, pero ná, que no hay manera.

Mientras, fuera del consultorio se arremolinaban los ciclistas. Algo debía estar ocurriendo dentro, algo que a alguno que yo me sé le dolía...



Singular batalla, por Tutatis. Y es que a Antonio se le ve de maravilla con el chalequillo. ¿Era un plátano lo de la mano?



¡CENSURADO!



Lo siento, pero las fotos que venía aquí ha sido censurada por mí mismo. Si queréis, podéis verla en la comunidad.


Una vez curado el enfermiyo, ya era hora de irse a cenar. Así que cogimos nuestras bicis y nos marchamos a la Tomasita donde íbamos a ponernos como el quico.


Coger la bici, encender las luces... ¡y que este peazo hierro no se haya hecho ni un miserable arañazo con la de golpes que tengo yo! Por primera vez envidié a mi bici.


Fernando acopló a la bandera una linterna histórica... y efectiva. Si es que este hombre tiene de todo.



... imagino que faltarán más fotos, así que próximamente completaremos la crónica.

Mientras tanto, GRACIAS A todos, absolutamente todos, por echarme unas cuantas manicas y hacerme el mal rato bastante más soportable.

Volveré... en cuanto esto termine de pegar.