JUEVES SANTO
17 de abril 2003


Fotos by Cucho





La Semana Santa en Zamora es un tiempo especial. Cuentan las lenguas que todo el mundo pertenece a alguna cofradía, y la verdad es que cuando uno viene de fuera aquí las cosas se viven de un modo distinto.

En Zamora la Semana Santa es auténtica y austera, como debe ser. Y, pertenezcamos o no a alguna cofradía, todos la sentimos un poco como si fuese nuestra.

Hasta las bicicletas.



Empezamos la salida marchosamente, parándonos en el puente que hay al lado de la vía cerca de Las Llamas. La mañana prometía (estábamos perezosillos).


Así que después de una breve vuelta por los alrededores de la ciudad marchamos a Valorio. Preciosas vistas, con la vía y el bosque a nuestros pies.




Y es que, desde esas alturas, hay unas vistas preciosas de Zamora y sus alrededores. Así que no nos resistimos a la tentación de posar cual bellas top models con nuestros modelitos de última generación.
 
Claro que tampoco nos íbamos a quedar allí toda la mañana (y no precisamente por falta de ganas). Así que galopamos por entre los arbolicos para ir a otro lado.

 
Y es que Ángel con su doble suspensión va como una moto por esos caminos. Nos dejó clavados (aunque delante de él puede adivinarse la grácil figura de un esforzado pedalista), y siguió su camino.



Pero no iba a estar escapado mucho tiempo. Conseguimos alcanzarle.


 

Así que nos reagrupamos y decidimos que era hora de seguir camino por zona urbana. ¿Por qué no irnos a ver la procesión?

Por el caminito nos encontramos la iglesia donde, a decir de los expertos, el Cid fue armado caballero. Cerca de Olivares.





 
Así que desde allí nos fuimos al casco antiguo. No me preguntéis dónde está hecha la foto de la derecha, porque con mi peculiar sentido de la orientación lo he olvidado por completo. Tal vez ni siquiera fuese aquí cronológicamente hablando.




 


Y es que el casco antiguo de Zamora tiene gran cantidad de preciosos rincones que no podemos ni adivinar cuando pasamos a su lado. Contemplad dos de ellos.




De vuelta a casa nos encontramos con la procesión en el Puente de Piedra, y para allá que nos fuimos a verla.

Impresionante la cara de la Virgen.


Al final, volvimos a casa por el Sillón de Doña Urraca. ¿O fue antes de subir al casco antiguo? Pues para mí que sí, pero ahora no voy a modificar la estructura de la página con lo que me ha costado poner las fotos. Total, nadie se iba a dar cuenta...

Y el colega este que no se duerme. Ay madre, que mañana me veo saliendo en bici sin haber descansao ná esta noche...

En fin, pronto tendremos más entregas de las andanzas de estos intrépidos aventureros.